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El cáncer y su relación con la alimentación y la actividad física


Aunque las referencias de esta información que les comparto son con base en la población y situación de Estados Unidos, me parece que México le lleva "ventaja" considerando que la población con problemas de sobrepeso es mucho mayor y somos "lideres" en este no muy agradable aspecto, es un tema para hacer consciencia y tomar cartas en el asunto. Es responsabilidad de cada uno el cuidado de su salud. Psic. Victor Rivero

Guías de la Sociedad Americana Contra El Cáncer sobre nutrición y actividad física Alrededor de 2 de cada 3 personas en los Estados Unidos tienen sobrepeso o padecen obesidad. También muchas de las personas en este país son físicamente menos activas de lo que deberían. La obesidad aumenta el riesgo para muchos tipos de cáncer. También aumenta el riesgo para enfermedades del corazón, infartos, diabetes y otras consecuencias de la salud como el morir a una edad más temprana.

Coma sanamente con un énfasis en los alimentos de origen vegetal

Consuma alimentos y bebidas en cantidades que le ayuden a lograr y a mantener un peso saludable.

Lea las etiquetas nutricionales de los alimentos para estar más consciente de las calorías y el tamaño de las porciones. Tenga en cuenta que "bajo en grasa" y "sin grasa" no significa "bajo en calorías" necesariamente. Consuma porciones más pequeñas de los alimentos de alto contenido calórico. Escoja verduras, frutas y otros alimentos bajos en calorías en lugar de los alimentos con un alto contenido calórico como las papas a la francesa, papas fritas, helados, pastelillos y dulces, entre otros. Limite su consumo de bebidas endulzadas con azúcar, como las bebidas gaseosas azucaradas, las bebidas energéticas y las bebidas con saborizantes de frutas. Cuando coma fuera de casa, tenga particular cuidado de optar por alimentos con un bajo contenido de calorías, grasa y azúcar agregada, y también evite las porciones grandes. Limite su consumo de carnes rojas o procesadas (embutidos).

Limite su consumo de carnes procesadas como tocino, fiambres, salchichas o perros calientes. Opte por pescado, aves o habas en lugar de las carnes rojas (res, cerdo y cordero). Al comer carne roja, escoja cortes sin grasa y coma porciones más pequeñas. Prepare las carnes, aves y pescado cocinando al horno, a la plancha, con agua hirviente o use otros métodos de cocción en lugar de freír o asar al carbón. Consuma por lo menos una cantidad equivalente a 2½ de frutas y verduras al día.

Incluya frutas y verduras en cada comida, y opte por éstas al comer bocadillos y meriendas. Procure comer una variedad de frutas y verduras cada día. Enfatice en las frutas y verduras enteras; si bebe jugos, asegúrese que sean de frutas o verduras al 100% (sin azúcar agregada, ni saborizantes). Limite la cantidad de salsas cremosas, aderezos y dips sobre las frutas y verduras. Elija productos de granos enteros (integrales), en vez de productos de granos refinados.

Escoja los panes, pastas y cereales de granos enteros o integrales (como los hechos con base de cebada y avena) en lugar de los panes, cereales y pastas hechos de granos refinados; asimismo, consuma arroz integral en vez de arroz blanco. Limite su consumo de alimentos con carbohidratos refinados, incluyendo repostería, dulces y cereales azucarados entre otros alimentos con un alto contenido de azúcar. Los estudios que reportan que un mayor consumo de frutas y verduras reduce el riesgo de cáncer han incitado a los investigadores a tratar de determinar cuáles nutrientes en específico son los responsables de tal efecto. Pero muchos estudios no han determinado que los complementos que contienen ciertos nutrientes (como los suplementos vitamínicos) reduzcan el riesgo de cáncer, e incluso hay algunos que sugieren que puede que sean perjudiciales. Esto es complicado debido a que los investigadores deben tratar de escoger la mejor manera de administrar un complemento, incluyendo la dosis precisa, el perfil adecuado de la persona a quien se prescribe y el tiempo que lo tomará, lo cual no siempre se sabe.

Los estudios sobre complementos nutricionales (suplementos) para reducir el riesgo de cáncer no han sido del todo desalentadores, pero en su mayor parte, la investigación no respalda su uso con el objetivo de reducir el riesgo de cáncer.

Probablemente los alimentos y nutrientes tienen pequeños efectos sobre la salud que se acumulan al ser consumidos en conjunto, y puede que interactúen en formas complejas que no se han comprendido bien. La mejor recomendación en este momento es comer alimentos enteros como parte de una dieta balanceada de acuerdo a como se indica en esta guía, con un énfasis especial en controlar el consumo calórico para ayudar a lograr y mantener un peso saludable.

Si bebe alcohol, limite su consumo

Las personas que toman bebidas con alcohol deben limitar su consumo a no más de dos por día para los hombres y una por día para las mujeres. El límite recomendado es menor para las mujeres debido a que al ser sus cuerpos más pequeños, digieren el alcohol más lentamente.

Una bebida con alcohol se define como 355 ml (12 oz) de cerveza, 150 ml (5 oz) de vino, o 50 ml (1½ oz) de licores destilados (bebidas "fuertes") con una graduación de 80. En términos de riesgo de cáncer, lo que importa es la cantidad consumida de alcohol y no tanto el tipo de la bebida.

Estos límites diarios no significa que se pueda beber cantidades mayores durante menos días de la semana, debido a que esto podría provocar problemas sociales y a la salud, entre otros.

El consumo de alcohol es una causa reconocida como un factor de riesgo para los siguientes tipos de cáncer:

Boca Faringe (garganta) Laringe (caja sonora de la voz) Esófago Hígado Colon y recto Seno Además, el alcohol puede que aumente el riesgo de cáncer de páncreas.

El alcohol también interactúa con el consumo de tabaco al aumentar el riesgo de cáncer en boca, laringe y esófago de forma multiplicada en comparación con el efecto de ya sea beber alcohol solamente o de fumar solamente.

La recomendación para limitar el consumo de alcohol es complicada debido a que un consumo de bajo a moderado se ha asociado con un riesgo menor de enfermedades del corazón. A pesar de los efectos sobre el corazón, la American Heart Association (asociación estadounidense sobre afecciones del corazón) declara que no existe una razón convincente para que los adultos que no beban alcohol comiencen a beber con el objetivo de reducir su riesgo de enfermedad del corazón, pues dicho riesgo puede reducirse mediante otras vías (como no fumar, una alimentación balanceada, mantener un peso saludable y conservar un estilo de vida físicamente activo).

Algunos grupos de personas no deben beber alcohol en lo absoluto. Entre estos se incluye:

Niños y adolescentes. Personas de cualquier edad que no puedan limitar la cantidad que beben o que tengan un historial de alcoholismo en la familia. Mujeres que están embarazadas o que puedan quedar embarazadas. Personas que requerirán conducir un vehículo u operar maquinaria. Personas que llevarán a cabo alguna actividad que demande su atención, destreza y coordinación. Personas que estén tomando medicamentos recetados o de venta libre los cuales puede que tengan alguna reacción con el alcohol.

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