El amor incondicional
El amor incondicional fluye, sin ataduras y sin atarse, libre de apegos, aceptando lo que se es y lo que es.
Cuando comenzamos a vivenciar el amor fuera del deseo incontrolado para que las cosas sean como nosotros pretendemos que sean, empezamos a encontrarnos con el amor incondicional, el cual no ata ni se ata solamente fluye y confluye. Entender esto implica que hay cosas, personas y eventos que simplemente son y en la medida en que los aceptamos con paciencia, amor y alegría, nos liberamos de la tristeza y dolor que muchas veces nos pueden ocasionar. No necesariamente significa que tengamos que aceptar situaciones que vayan más allá de nuestra integridad y respeto hacia nosotros mismos, y por las cuales es responsabilidad nuestra hacer lo que corresponda para tomar la mejor decisión sobre ello y que tengan una mejor solución.
Sin embargo, cuanto más recibimos cada evento, persona o cosa como una oportunidad o maestro para poder practicar nuestra paciencia y sin hacer dramas, más nos encaminamos al amor incondicional.