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La automotivación en los equipos de trabajo. La "chispa" que hace la diferencia en los equ


Recientemente vi un video de técnicas para aprovechar al máximo el potencial de las personas en una empresa; tal como menciona Ken Blanchard, presenta una historia interesante del mundo de los negocios, en donde las técnicas Gung Ho (trabajando juntos) usadas por Andy Garragrande, jefe del departamento de acabados de la planta donde se desarrolla la historia hace una transformación extraordinaria en una planta amenazada con ser cerrada por sus bajos resultados. En esta historia se tocan temas de una importancia que puede parecer muy “sutil” e incluso hasta con tintes románticos, pero que en el ambiente laboral tienen relevancia; por lo mismo puede generar una polarización de opiniones. "El espíritu de la ardilla", "el método del castor" y "el don del ganzo" son analogías interesantes que por un lado, pone en marcha a los que opinan que esas creencias no sirven para nada en el camino a la productividad y por el otro, los que creen que estos aspectos pueden hacer la diferencia entre una empresa ganadora y una perdedora.

¿Es posible que las personas que integran un equipo de trabajo puedan automotivarse con solo saber la importancia de la labor que realizan? ¿Qué un grupo de empleados pueda autodirigir sus acciones sin que su jefe les esté diciendo que hacer? ¿Qué haya equipos de trabajo en los cuales se reconocen mutuamente sus logros y avances?

Los resultados de una empresa están supeditados a una variedad de factores, tales como las características de la personalidad de cada uno de los integrantes, sus habilidades, experiencias, expectativas, etc. así como las condiciones laborales (físicas, remuneraciones y de clima laboral), los cuales tienen que ser debidamente encausados, en este caso por los líderes de cada célula de la organización. Adicionalmente están los factores externos como las condiciones del mercado, economía de la localidad y el país, competencia, entre otros. Los cuales tienen que ser visionados por la gerencia y dirección a través de los planes estratégicos.

Por lo tanto, es una labor que implica trabajar en diferentes frentes y con diversas estrategias. Solo enfocarse a la perspectiva de administrar el recurso financiero por creer que la empresa se rige por los ingresos que capta y la rentabilidad que se obtiene una vez descontados los costos y gastos es negar las demás partes vitales de la organización. El capital humano y el recurso tecnológico son otros pilares de la organización, los cuales si no se administran adecuada y eficazmente generarán que no se alcancen los logros organizacionales, o que estos sean más difíciles de alcanzar aun contando con una excelente administración del recurso financiero.

Hay muchos casos de empresas con una estructura sólida en los cuales ocurren auténticos sabotajes en las operaciones ocasionados por personal inconforme o que no están alineados a los objetivos organizacionales. Por lo tanto, es indudable que una adecuada administración del capital humano en donde se utilicen tácticas y técnicas para tener equipos de alto desempeño tiene una repercusión importante en el logro de los objetivos organizacionales, como parte esencial de un todo.

Las técnicas y estrategias para tener equipos de alto rendimiento no son una panacea, sin embargo, es de suma importancia contar con personal alineado a los objetivos organizacionales y es donde estas herramientas juegan un papel importante en la administración del capital humano. Como señala Sheldon Bowles los secretos del Gung Ho funcionan en cualquier organización, toman tiempo y no son una solución rápida, son un modo de vivir.

Siguiendo con las analogías utilizadas en los equipos Gung Ho, no podemos concebir una empresa sana si no están perfectamente integrados, mente (tecnología), cuerpo (recursos financieros) y emociones (capital humano y valores).

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